martes, 22 de septiembre de 2009

1

Han pasado los años y todavía no se  quien mató al Doctor Miller. O mejo dicho, quién fue la persona que pagó para que ese par de truanes le diera una docena de cuchilladas en varias partes del cuerpo. Algunas, o al menos una, definitiva. Seguro, la puñalada clásica, la que entró en el corazón, y que provocó que la víctima se desangrara en cuestión de minutos. Dicen que estos crímenes alevosos están provocados por la ira de la pasión. Que es asunto personal. Esto no me tiene tranquilo desde entonces. Pues, si los asesinos eran matones a sueldo, porqué la alevosía, porque el ensañamiento. Donde está pues el asunto personal.

La tarde caía rápido detrás de la montaña en ese otoño del 1852 y Miller había ido con su mujercita a visitar a su vecino... Nada hacía pues preveer semejante desenlace. La velada con